|

|
¿Quién acogerá a María?
El último domingo celebro la misa en una capilla de la parroquia. Después de la comunión, el catequista se acerca con una niña de dos años que tiene la mirada triste y los ojos apagados. Dice: "aquí está María. La encontramos hace dos días, deambulaba por el barrio. Sola, lloraba... Sus padres están separados, no se hablan, su corazón está lleno de odio... No quieren ocuparse más de ella y María paga las consecuencias de esta división. Lo que viene es triste, pero es la verdad. Ahora, vive en casa de las Hermanas, esperando a una familia que desee ocuparse de ella".
Luanda, Lampedusa…
Una mañana enciendo "Radio Iglesia", la radio católica. En el micrófono, el responsable de la pastoral de los emigrantes en Luanda. Ante mi sorpresa, habla de Italia, de Lampedusa, de emigrantes, de náufragos, de muertos, de estado de urgencia, de saturación de desesperación... Añade: "aquí también, a Kikolo, llegan muchos extranjeros, y su acogida no es evidente. No es fácil insertarse, encontrar trabajo, y todavía menos obtener el permiso de residencia. A menudo, la repatriación es muy rápida."
|
Giuseppe con tres muchachas en Luanda |
Un trozo de pan
Hace dos días, en la escuela elemental, durante el recreo, asistí a esta escena que me emocionó. Tres niñas se dirigen hacia un banco, con un buen pedazo de pan en la mano. Se sientan, charlan, comen. Otra niña se acerca y las mira en silencio... Las tres continúan comiendo y hablando, indiferentes. La pequeña dice a media voz: "¿Podéis darme un trozo de pan?". Momento de silencio. Las tres se miran, luego una añade: "Siéntate cerca de mí, comamos juntas este pedazo... ". Las otras dos se alejan, aparentemente no muy contentas.
Despedida en paz
María y Luca son dos esposos mayores y enfermos. Desde hace tiempo han expresado el deseo de recibir el sacramento de la unción los enfermos. Pero el hijo, Testigo de Jehovah que vive con ellos, se opone. Entonces, con la ayuda del catequista, María y Luca hacen que les lleven a la casa de un vecino, llaman al misionero y reciben el sacramento con alegría y serenidad. Por casualidad, otro hijo que vive lejos de Kikolo se entera de la noticia. Rápidamente, decide llevarse a sus padres a su casa para que puedan vivir sus últimos años en un clima de libertad y de paz.
 |
Giuseppe con un grupo de niños en Luanda |
Hay sitio
En mi reflexión, una frase de San Lucas me vuelve a menudo: "no había sitio para ellos en la posada". Tanto en el nacimiento de Jesús, como hoy, hay puertas cerradas y puertas abiertas... para algunos, no para otros... Confieso que siento rebeldía frente a tantas injusticias y humillaciones de las que son víctimas los pequeños y los pobres.
Luego, dejando a un lado todo juicio, me señalo con el dedo a mí mismo. En cada uno de nosotros hay un "lugar" donde no hay sitio para otros. ¿Para quién no hay sitio en mi corazón, en mi vida, en mis pensamientos y mis afectos? ¿Para los mayores? ¿Los inmigrantes? ¿Aquellos que no piensan como yo?... Y siento que poco a poco el no hay sitio se cambia por hay sitio, ven, siéntate, cuéntame, ¿qué puedo hacer por ti? Y entonces, alguien en la tierra se sentirá menos solo, gracias a mí, gracias a ti, gracias a nosotros.
Giuseppe BRUSEGAN, SMA.
|